Quizás el individuo no debería ser considerado como algo completo y definido, sino más bien, una consecución de yoes que se van dando la mano, como en una cadena de dominó. La idea de la multiplicidad y la fragmentación del individuo surge durante una estancia en Japón a raíz de descubrir el juego del Go. El Go es un juego de estrategia similar al ajedrez del que se dice que, si el ajedrez es el ejercicio del hombre contra otro hombre, el juego del Go es el ejercicio del hombre contra sí mismo.
Las figuras que se aprecian en las estructuras de mis dibujos representan a las fichas blancas y negras que conforman el Go, pero, ¿acaso representan como en el ajedrez, distintos personajes? ¿O no son sino fragmentos del mismo individuo? Cuestionando la idea de existir como un todo complicado de compactar aunque intente mostrarse de una sola pieza, se nos conduce a un universo enigmático donde el imaginario se desvela a través del trazo del dibujo: la narración se revela completamente visual y los códigos culturales se ven diluidos por los referentes continuos a otras culturas. Un lenguaje definido por las asociaciones simbólicas que se suceden en el espacio mental.
