Llanes, 1984

MON CABRALES

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU de Bilbao), en el Módulo de Grado Superior de Gráfica Impresa en la Escuela de Arte de Oviedo, y con un Máster en Formación del Profesorado en la Universidad de Oviedo, Mon Cabrales ha realizado exposiciones individuales en el Centro de Cultura Valey de Castrillón, en la sala Borrón y en el espacio de arte “Dos Ajolotes” en Oviedo. Sus cualidades artísticas le han llevado también a ser seleccionado para participar en el Certamen Nacional de Arte de Luarca en 2016, y como finalista para la Medalla “En recuerdo de Kelly 1960-2013” de la Feria de Arte de Oviedo de 2017.

A partir de 1770, el escultor neoclásico Franz Xaver Messerschmidt comenzó a desarrollar unos bustos en los cuales plasmaba expresiones faciales muy exageradas, con las cuales trataba de transmitir las alucinaciones y paranoias que sufría debido a la locura que padecía. Es sólo uno de los muchos ejemplos de artistas que, a lo largo de la historia, han empleado el arte como una manera de liberarse de los traumas, de explorar la mente para plasmar sobre la obra sus miedos. Mon Cabrales también transmite a través de sus dibujos aquellas vivencias traumáticas, esos recuerdos amargos que nos acaban persiguiendo y en sus retratos, realizados sobre papel, con lápiz y grafito, observamos una superposición de imágenes pertenecientes a distintos planos, distintos momentos que sugieren un desplazamiento espacio-temporal a través de ligeras transparencias.


Cada retrato es un mapa humano narrado en una sola escena con multiplicidad de secuencias que definen un rostro que observamos estupefactos, que emerge desde un neutro fondo blanco, se despliega a través del tiempo y el espacio, nos mira de forma desafiante y nos obliga a enfrentarnos a nuestras propias pesadillas.

La obra de Mon se lee e interpreta capa por capa y en el proceso de lectura descubrimos un rostro nuevo y diferente al anterior, la expresión cambia y el gesto se endurece, el relato varía y a medida que avanzamos resulta más estremecedor. Multiplicidad de secuencias que definen un rostro para hablarnos al fin y al cabo de la identidad humana, compleja, diversa y porqué no, dramática. Una deconstrucción humana que paradójicamente necesitamos para comprender lo intrínseco de nuestro propio ser.